martes, 4 de noviembre de 2008

Las Mujeres en la Minga de Resistencia Indígena y Popular (2)

Es amplio el universo de aspectos, enseñanzas y detalles para destacar de la minga de resistencia indígena y popular, pero en este artículo (2) me referiré al protagonismo de las mujeres dentro de la misma.
Las mujeres participaron en la minga de muchas maneras: orientándola, movilizándose en ella, acompañándola, protegiéndola, proporcionando el alimento, como observadoras internacionales, como representantes de procesos de resistencia civil de mujeres, como académicas e investigadoras para la paz, y como representantes de ONG acompañantes de las resistencias indígenas y populares. Todas ellas evidenciaron su potencialidad como constructoras de paz.

Comenzare por Ayda Quilcue, consejera mayor del CRIC, quien ha orientado con firmeza la minga de resistencia indígena y popular, desplegando su inteligencia y su compromiso con el movimiento indígena y los mandatos de este y de los sectores populares que la integran.
Ayda, quien aparece conmigo en la foto superior de este artículo, es indígena nasa de tierradentro, su liderazgo se ha construido en el proceso del movimiento indígena, principalmente en el resguardo de Itaibe, conocido después de la avalancha del páez como Tkwtha_fiw, y ahora como consejera mayor del CRIC. Ayda habla con firmeza, es directa, simboliza la reciedumbre de la resistencia indígena, asume retos y desafíos, y se le vio durante la movilización, consultando a la asamblea de la minga cada una de las alternativas a seguir y manteniendo intactos los mandatos de la misma.
Otras mujeres protegieron a los marchantes en su condición de guardias indígenas. Sin armas, determinadas sólo por sus convicciones y su disciplina, portaron sus chontas o varas, para procurar el orden, para que los marchantes sólo ocuparan el medio carril de la panamericana, para que se cumplieran los mandatos de las autoridades, y para que no se infiltraran personas ajenas a la minga.
Otras mujeres, luego de caminar la jornada de cada día, llegaban a los sitios de concentración y participaban en otra minga: la de la preparación de los alimentos para los marchantes. En ese momento ellas olvidaban su cansancio para desplegar sus destrezas frente al fogón, el revuelto, los fondos y la distribución de las comidas.
Representantes de experiencias de resistencia civil de mujeres, como la Organización Femenina Popular -OFP-, también acompañaron la minga. Ellas se desplazaron desde el magdalena medio santandereano para acompañar la resistencia indígena y popular, para solidarizarse con ella, y para gritar desde allí sus consignas: "las mujeres no parimos ni forjamos hijos ni hijas para la guerra".
Se destacan también, las académicas y pacifistas que acompañaron la movilización, como Puri Ubric, docente del Instituto de la Paz y los Conflictos de la Universidad de Granada en España, quien visitaba Colombia por primera vez, y decidió acompañar la minga a pesar de diversas advertencias sobre el peligro de la deportación o de perturbaciones violentas a la movilización.

En igual forma, las representantes de ONG que han acompañado los procesos de resistencia indígena y popular, como Gloria y María Victoria de Minga, y Berenice de NOMADESC, entre otras. Ellas evidenciaron su compromiso con las resistencias indígenas y populares, acompañaron su movilización y a su vez se convirtieron en observadoras de la misma.
También, las observadoras internacionales como Blanca Chancoso, indígena de significativa trayectoria en la Conaie del Ecuador. Ella de desplazó desde su país para aportar con su palabra y participar como integrante de la comisión observadora.
También, las mujeres indígenas, afrocolombianas, campesinas y de los sectores populares que se movilizaron en la minga a partir de sus convicciones y vivencias. Estas últimas, relacionadas con las distintas violencias que han tenido que soportar: las de la pobreza, la exclusión, el racismo y el conflicto armado. Muchas de ellas han perdido seres queridos, han tenido que abandonar sus lugares de origen, han sentido la restricción para movilizarse, cultivar la tierra o recoger sus frutos, han visto como la militarización de sus territorios les impide visitar sus sitios sagrados y realizar sus prácticas culturales, han sido amenazadas, han soportado la pobreza, y tienen miedo de un presente y un futuro que niegue su dignidad, la de sus seres queridos y sus pueblos y comunidades. Sinembargo, ellas conocen bien el poder de la unidad y la solidaridad, los alcances del movimiento indígena, y la importancia de su participación activa en los procesos de cambio. Ellas cuentan con un poder pacífico transformador.
Nota.
1. En la foto superior se registra a la consejera mayor del CRIC Ayda Quilcue y a quien escribe este artículo.
2. En la foto siguiente en orden descendente, aparece Blanca Chancoso, indígena de CONAIE de Ecuador, quien integro la comisión de observadores internacionales, junto a Rodrigo Sarmiento de Podion, el delegado de Bolivia y quien escribe este artículo.
3. En la foto siquiente se registran las mujeres de la OFP en la movilización, quienes portaban un pasacalle alusivo a la organización social de mujeres contra la guerra.
4. En la foto siguiente se registran hombres y mujeres que como guardias indígenas que encabezan la marcha en la ciudad cali.
5. En la foto inferior aparecen Puri Ubric y Eybar Fernandez, coordinador del Proyecto Global de Jambaló.

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