En el marco de la Feria del Libro de Bucaramanga, Ulibro, que realiza cada año la Universidad Autónoma de Bucaramanga, UNAB, y que ya ha alcanzado una década, se presentó el pasado 22 de octubre, como invitada central, la líder indígena guatemalteca, Rigoberta Menchú Tum, premio Nobel de Paz en 1992.
Rigoberta presentó su libro: "Me llamo Rigoberta Menchú y así nació mi conciencia", escrito por Elizabeth Burgos, firmo autógrafos, se tomo fotos con toda la gente que pudo, se pronuncio sobre la paz y los procesos de paz, accedió a una entrevista con el periodista Pastor Virviescas del Periódico 15 de la Unab, y evidencio esa sabiduría que siendo propia recoge también la sabiduría, la profundidad y la espiritualidad de los pueblos indígenas de América.
En su intervención ante la comunidad académica y en su entrevista, el recuento de los sufrimientos que padeció su familia, los pueblos indígenas, los campesinos y la población civil en general, por cuenta del conflicto armado que vivió su país durante 36 años, recordó también la dureza del impacto del conflicto armado colombiano, que en nuestro caso se ha prolongado por más de medio siglo. No obstante, su relato también enseñó, que fue posible un proceso de paz, y que éste logró mediante un acuerdo de paz, la terminación de ese conflicto armado de larga duración de su país. También, que si bien este proceso de paz representó un acontecimiento muy importante y necesario en Guatemala, la construcción de la paz allí, como en cualquier otro país, no surge en forma mágica de un "acuerdo de negociaciones de paz", sino que implica un esfuerzo permanente o inacabado para transformar las diversas realidades que han generado y dinamizado este tipo de conflictos, y para apropiar como realidad esos importantes acuerdos de paz.
Esta indígena Maya Quiché es una mujer excepcional, así lo refleja su historia de vida, el reconocimiento nacional e internacional que ha alcanzado por su lucha por la justicia social, los derechos de los pueblos indígenas, la desmilitarización, el respeto por la naturaleza, la igualdad de la mujer y la construcción de la paz. Ella perdió a casi toda su familia por cuenta de las violencias estructurales históricas de la exclusión y la pobreza que han soportado los pueblos indígenas, aquí y allá, y por la violencia del conflicto armado de su país, fue perseguida, e incluso, en algún momento tuvo que exiliarse para proteger su vida; pero haciendo uso de la resistencia ancestral indígena, "desde que surgió su conciencia", como dice el título de su libro, no ha dejado de luchar por todas esas causas mencionadas, que le han merecido el otorgamiento de diversos premios internacionales: el Nobel de paz en 1992, cuando apenas tenía 33 años, y el Príncipe de Asturias en 1998.
Rigoberta presentó su libro: "Me llamo Rigoberta Menchú y así nació mi conciencia", escrito por Elizabeth Burgos, firmo autógrafos, se tomo fotos con toda la gente que pudo, se pronuncio sobre la paz y los procesos de paz, accedió a una entrevista con el periodista Pastor Virviescas del Periódico 15 de la Unab, y evidencio esa sabiduría que siendo propia recoge también la sabiduría, la profundidad y la espiritualidad de los pueblos indígenas de América.
En su intervención ante la comunidad académica y en su entrevista, el recuento de los sufrimientos que padeció su familia, los pueblos indígenas, los campesinos y la población civil en general, por cuenta del conflicto armado que vivió su país durante 36 años, recordó también la dureza del impacto del conflicto armado colombiano, que en nuestro caso se ha prolongado por más de medio siglo. No obstante, su relato también enseñó, que fue posible un proceso de paz, y que éste logró mediante un acuerdo de paz, la terminación de ese conflicto armado de larga duración de su país. También, que si bien este proceso de paz representó un acontecimiento muy importante y necesario en Guatemala, la construcción de la paz allí, como en cualquier otro país, no surge en forma mágica de un "acuerdo de negociaciones de paz", sino que implica un esfuerzo permanente o inacabado para transformar las diversas realidades que han generado y dinamizado este tipo de conflictos, y para apropiar como realidad esos importantes acuerdos de paz.
Esta indígena Maya Quiché es una mujer excepcional, así lo refleja su historia de vida, el reconocimiento nacional e internacional que ha alcanzado por su lucha por la justicia social, los derechos de los pueblos indígenas, la desmilitarización, el respeto por la naturaleza, la igualdad de la mujer y la construcción de la paz. Ella perdió a casi toda su familia por cuenta de las violencias estructurales históricas de la exclusión y la pobreza que han soportado los pueblos indígenas, aquí y allá, y por la violencia del conflicto armado de su país, fue perseguida, e incluso, en algún momento tuvo que exiliarse para proteger su vida; pero haciendo uso de la resistencia ancestral indígena, "desde que surgió su conciencia", como dice el título de su libro, no ha dejado de luchar por todas esas causas mencionadas, que le han merecido el otorgamiento de diversos premios internacionales: el Nobel de paz en 1992, cuando apenas tenía 33 años, y el Príncipe de Asturias en 1998.
Notas
1. En la foto superior, el rector de la Unab, Alberto Montoya Puyana, con Rigoberta Menchú Tum.
2. En la foto inferior, Rigoberta Menchu nuevamente con el rector de la Universidad, con el Vicerrector Gilberto Ramírez,con el Decano de la Facultad de Comunicaciones Iván Darío Montoya, con Karen Vásquez, directora de Ulibro y otr@s.
3. El artículo se ha nutrido de la entrevista realizada a Rigoberta Menchú, en: Virviescas Gómez P., (2012, 29 octubre - 11 noviembre), Rigoberta Menchú, hija de la guerra, obrera de la paz. En Periódico 15, Bucaramanga.
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