Como se ha escrito en algunos artículos publicados en este blog, COCOMACIA es una valiosa y ejemplarizante iniciativa de paz de las comunidades negras del medio Atrato, pionera en ejercicio de resistencia civil o noviolenta, en torno del reconocimiento de sus derechos como pueblo, y la protección y titulación colectiva del territorio ancestral, que ocupa un lugar especial en su cosmovisión, en la que se concibe como parte de la vida misma y con el que "se mantiene un vínculo eterno que va mas allá de la muerte" (1).
En las comunidades negras o afrodescendientes, al igual que en las indígenas, las mujeres han desempeñado roles tradicionales, esencialmente ligados a la maternidad, la crianza, y el hogar, que se han mantenido de generación en generación. Dentro de los mismos, representa algo excepcional, que las mujeres asuman liderazgos políticos o sociales, que irrumpan en los espacios públicos, o que participando en ellos se les reconozca un protagonismo.
Como excepción a esta tradición, en COCOMACIA se han registrado mujeres que han asumido un rol protagónico desde comienzos de los ochenta, cuando comenzó a generarse este proceso organizativo y de resistencia noviolenta de las comunidades negras del medio Atrato, que por entonces registraban la amenaza directa sobre sus territorios ancestrales, representada en la entrega del mismo en concesión por parte del Estado a las madereras Pizano S.A. y Cartón de Colombia. Recuerdo los relatos de Ana Victoria Torres (q.e.p.d), lidereza querida, reconocida y respetada, en los que refería que en esos primeros tiempos, ellas también se desplazaban en canalete junto a los hombres, a lo largo del tramo medio del río Atrato, de comunidad en comunidad, con muchos sacrificios, para socializar la problemática común mencionada y generar su pionero proceso de comunidades negras.
A partir de 1997, el conflicto interno armado comenzó a expresarse con intensidad en el área de influencia de COCOMACIA, estimada en ochocientas mil hectáreas, y donde se asientan 124 comunidades. Frente a esta modalidad de violencia, Justa Mena y muchas mujeres que hoy integran la Comisión de Género o las directivas de los Consejos Comunitarios Locales, han destacado que han sido las mujeres quienes han soportado el mayor impacto de este conflicto, dado que por virtud del mismo han perdido a sus compañeros, a algunos de sus hijos, han sido desplazadas de sus territorios, o sus cuerpos han sido convertidos en botines de guerra (2)
Las mujeres de COCOMACIA representaron un pilar fundamental en la generación de este proceso organizativo y en su ejercicio de resistencia noviolenta, y en forma valerosa y comprometida han mediado en el conflicto armado que se expresa en su territorio, aún en los momentos más agudos de fuego cruzado, interlocutando con los actores del mismo para proteger muchas vidas, el territorio, las comunidades asentadas en él y el proceso comunitario, entre otras. Además de su trabajo de construcción de paz, ellas ven de sus hijos, atienden las labores domésticas, y pescan, rozan y siembran o barequean junto a sus compañeros para contribuir al sustento del hogar
Sin lugar a dudas, el liderazgo y el empoderamiento de las mujeres de COCOMACIA han ido generando cambios en ellas mismas, en sus comunidades y su organización. Ellos se evidencian por ejemplo, en el hecho extraordinario y sin precedentes a lo largo de los 30 años de existencia de este proceso comunnitario, registrado en la sexta asamblea general de COCOMACIA, realizada a finales de julio, en el que fueron elegidas 5 mujeres en la directiva del Consejo Comunitario Mayor, y una de ellas, Fanny Rosmira Salas, como representante legal de dicha organización.
Fanny Rosmira es una mujer inteligente, activa, comprometida con su proceso organizativo y sus comunidades, directa al expresar lo que piensa y lo que siente, con una gran capacidad de liderazgo, con valiosa trayectoria en los 19 años que lleva vinculada a COCOMACIA, y esencialmente constructora de paz. Ella hasta hace poco terminó su bachillerato, pero reconoce que sus mayores aprendizajes los ha recibido de la universidad de la vida. Cuando la he entrevistado ha enfatizado en la tradición pacífica de las comunidades negras y la importancia que para ellos tiene la palabra y el diálogo, dado que han representado el principal mecanismo de protección de sus mínimos vitales: la vida, el territorio, la autodeterminación, y sus procesos comunitarios.
Merecidas felicitaciones a Fanny Rosmira Salas, Mirla Stela Mena, Tomasa Córdoba Moya, Josefina Mena Mendoza y Fidela Salas, por ese merecido reconocimiento que les ha brindado COCOMACIA al elegirlas en la directiva de su Consejo Comunitario Mayor; y a todas y todos en COCOMACIA, por reconocer las capacidades, el liderazgo y los aportes de las mujeres en su proceso comunitario, su ejercicio de resistencia noviolenta y su labor de construcción de paz. Este reconocimiento expresa muy bien la equidad y la inclusión que son tan relevantes a la paz y a su construcción.
Notas
1. La foto superior corresponde a Fanny Rosmira Salas, primera representante legal de COCOMACIA, elegida en su sexta asamblea general.
2. La segunda foto recoge el desplazamiento de l@s delegados en sus botes, cuando se dirigían a la asamblea general mencionada, realizada en Buchadó.
3. La tercera foto recoge un momento en la asamblea con algunos de los delegados participantes en ella.
4. Fuente de informaciòn (1), expresión de Richard Moreno en: Hernandez Delgado E., (2012), Intervenir antes que anochezca. Mediaciones, intermediaciones y diplomacias noviolentas de base social en el conflicto armado colombiano, Colombia, Litografia la Bastilla.
5. Fuente de información (2), Ibídem.
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