De manera particular, las próximas elecciones presidenciales en Colombia, definen aspectos prioritarios para este país: la posibilidad de dar continuidad al actual proceso de negociaciones de paz con las Farc -Ep, que ha alcanzado logros significativos y sin precedentes; poder avanzar en dicho proceso, incluyendo al Eln, y logrando el esperado acuerdo final que de fin al prolongado conflicto armado; dejar atrás mas de cincuenta años de confrontación armada y su múltiple impacto destructivo; y abrir el esperanzador escenario de construcción de la paz a partir del postacuerdo, aunque se trate de un proceso largo y complejo, evidenciado así, el empoderamiento de la paz y que Colombia no está irremediablemente atado a la violencia.
Comparto a continuación, el artículo de Vicenc Fisas, investigador para la paz, experto en negociaciones y mediaciones en conflictos armados, y estudioso del conflicto armado colombiano y sus procesos de negociaciones de paz, relacionado con la paz en la coyuntura electoral mencionada:
"Este fin de semana hay
elecciones presidenciales en
Colombia, en segunda vuelta, y con encuestas poco favorables al
actual
presidente, Juan Manuel Santos, que ha hecho de la política de
paz su bandera,
frente al candidato opositor, uribista, que excepto al final de
la campaña
había mostrado una posición contraria a la continuación de las
negociaciones
con las FARC que se adelantan en Cuba desde hace meses. En pocos
días, ambos
candidatos han jugado fuerte con sus cartas, especialmente el
presidente Santos,
que en la última semana ha conseguido un preacuerdo con las FARC
sobre el
delicado tema de las víctimas, en las que todas las partes
reconocen su
responsabilidad, y el más reciente anuncio de que se estaba
explorando con la
guerrilla del ELN, el inicio de una negociación formal.
En el mismo día,
sorprendió la declaración del
candidato presidencial, Óscar Iván Zuluaga, que ganó en la
primera vuelta, en
el sentido de que si llegara a la presidencia, continuaría con
los diálogos de
Cuba con las FARC, pero con condiciones más severas y plazos que
garantizaran
avances tangibles. Concretamente, especificó que las FARC
deberían acabar
completamente con el reclutamiento de menores y comprometerse
con el desminado.
Hasta el momento, se había opuesto rotundamente a continuar
negociando con la
guerrilla, por lo que su nuevo planteamiento fue interpretado
como una maniobra
electoral. Una semana antes de celebrarse la segunda vuelta
electoral, y con
las encuestas de opinión desfavorables para el presidente
Santos, Gobierno y
FARC sorprendieron al hacer pública una “Declaración de
principios para la
discusión del punto 5 de la Agenda: “Víctimas”, en la que
reconocían sus
responsabilidades en el conflicto y se comprometían a dar la
palabra a las
víctimas. Al mismo tiempo, las FARC anunciaron un cese el fuego
unilateral
durante la última semana de la campaña electoral.
Pero eso no es todo.
Cuatro días antes de la segunda
vuelta de las elecciones presidenciales, e inmediatamente
después de que
Gobierno y FARC sellaran el preacuerdo para abordar el tema de
las víctimas, el
presidente Santos anunció el día 10 que desde finales del 2013,
el Gobierno
mantenía contactos exploratorios con la guerrilla del ELN, con
un largo
encuentro de 21 días en Ecuador, en enero, y una segunda ronda
en Brasil, de 20
días, además de otras reuniones de corta duración. La delegación
gubernamental
estuvo dirigida por Frank Pearl, ex comisionado de paz y ex
director del
programa de reintegración, el general retirado Eduardo Berbel,
experto en
negociaciones y procesos de paz, y Jaime Avendaño, veterano
funcionario de la
Presidencia. Por parte del ELN, asistió “Antonio García”, jefe
militar de la
guerrilla, junto a otros cuatro delegados, que también intervino
en las
malogradas negociaciones celebradas entre 2005 y 2007 en Cuba.
Es considerado
como un hombre duro, lo que garantiza que, de lograrse un
acuerdo preliminar
con el Gobierno, que no habrá disidencia en las filas del ELN.
Como países
garantes actúan Ecuador, Brasil y Noruega, y como países
acompañantes,
Venezuela, Chile y Cuba. Al parecer, la exploración no fue
fácil, pues el
Gobierno no aceptaba, entre otras cosas, el cese bilateral del
fuego que exigía
el ELN. Según algunos medios, lo más probable sería que la
negociación formal
se haga en Ecuador, cuyo presidente ya ha ofrecido su territorio
para este
menester.
Al existir avances en
la agenda con las FARC, una
futura negociación formal con el ELN podría pasar por aceptar
los puntos ya
firmados con las FARC, y quizás el abandono, al menos como
primera exigencia,
de la vieja aspiración del ELN de crear una Convención Nacional.
Podría ser que
el ELN mantuviera su interés principal en el tema del control de
los recursos
energéticos, tema que no está presente en la agenda de las FARC.
El presidente
Santos insistió en que no habría dos modelos diferentes de
negociación, sino
uno solo, por lo que FARC y ELN tendrán que ponerse de acuerdo
en los próximos
meses en relación a los temas que quedan en la agenda: el de las
víctimas, que
se ha empezado a discutir, y el del fin del conflicto, que a mi
entender
contiene un punto sumamente delicado, por la diferente posición
de las dos
delegaciones, relativo a la dejación de armas. Si gana Santos y
hay continuidad
en las negociaciones, vaticino un terremoto cuando se plantee el
tema del
desarme, pues las FARC no dejarán las armas sin tener garantías
de que lo
aprobado en las negociaciones se va a cumplir, y de inmediato
tras la firma de
un Acuerdo de Paz. Eso implicará a terceras instancias (países
como Noruega,
Cuba, Chile, Venezuela, Brasil y Ecuador), y organismos
internacionales, como
Naciones Unidas, que en su momento ya mostró su disposición a
ayudar en el
postconflicto. En cualquier caso, Colombia tiene una oportunidad
de oro para
terminar con 50 años de enfrentamiento con las guerrillas. Eso
no comportará la
paz de manera inmediata, pero se habrán sentado las bases para
reforzar el
papel del Estado y la oposición para transformar al país desde
la democracia".
Vicenç Fisas
(Director de la Escuela de Cultura de Paz de la UAB y autor de los Anuarios de Procesos de Paz)
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