miércoles, 19 de diciembre de 2007

COCOMACIA y la Construcción de la Paz en el Medio Atrato Chocoano





El medio Atrato chocoano es una región caracterizada por la riqueza de los pueblos que en él residen y sus culturas, sus recursos naturales y minerales, y su biodiversidad, por la capacidad organizativa y de resistencia noviolenta de los pueblos que en el habitan, y por la tradicional ausencia o insuficiencia de inversión social del Estado en sus diferentes niveles. También, por registrar en forma tradicional expresiones de violencia estructural como la pobreza, la miseria, la exclusión y la explotación, evidenciados en altos indicadores de necesidades básicas insatisfechas, y por ser escenario de la violencia directa del conflicto armado, que como lo expresan los pueblos: "les fue impuesto desde afuera", y que ha representado un significativo impacto sobre sus comunidades y culturas.
Esta región alberga comunidades negras y pueblos indígenas que se han asentado allí desde el arribo de los colonizadores españoles en el caso de los segundos, y desde la esclavización para la explotación del oro, respecto de los primeros. A lo largo de su historia, los pueblos de medio Atrato han ejercido una resistencia ancestral y sin uso de la violencia para sobrevivir, enfrentar las violencias mencionadas, y proteger lo que les es tan propio: su cultura, territorio y autodeterminación.
La región del medio Atrato comprende el tramo medio del rió Atrato, que la atraviesa de norte a sur, su población mayoritaria es negra, seguida por la indígena, y esta integrada por 7 municipios, 120 comunidades negras y 40 resguardos indígenas.
Las comunidades negras del medio Atrato se caracterizan por una cultura propia, que encuentra sus raíces en sus ancestros africanos sometidos a injusta trata y esclavización en el siglo XIII, y que se recrea con las culturas de los pueblos indígenas que habitaban el territorio, y sus relaciones interétnicas. Se identifican como rasgos sobresalientes de las culturas negras: la fuerza de la identidad, la familia extensa, el significado que otorgan a la solidaridad y la apropiación de la misma, su relación armónica y respetuosa con la naturaleza, su resistencia ancestral, su resiliencia o capacidad de recuperación frente a la adversidad, el estrecho vínculo que mantienen con el territorio, su comprención humanizada del territorio que integra al mismo los recursos naturales, las especies y los seres humanos que lo habitan, y las prácticas, usos y costumbres noviolentos para la resolución de los conflictos.
En este contexto surgió la iniciativa civil de paz de base social de las comunidades negras del medio Atrato, reconocida inicialmente como la Asociación Campesina Integral del Atrato -ACIA- y a partir de la ley de comunidades negras de 1993, como el Consejo Comunitario Mayor de la ACIA -COCOMACIA-. Esta experiencia se caracteriza como un proceso de resistencia noviolenta de las comunidades negras a la violencia estructural y al conflicto armado.
A comienzos de la década de los ochenta del siglo XX, las comunidades negras del medio Atrato resolvieron organizarse sin recurso a la violencia para responder en forma específica a la amenza que representaba para sus culturas y territorio, el trámite de la adjudicación por parte del Estado de una concesión a las madereras Pizano S.A., Carton de Colombia, y el Darien, para la explotación de sus bosques, bajo la afirmación de que allí sólo existía selva. De la mano de la Diócesis de Quibdó y sus equipos misioneros, las comunidades se propusieron demostrar al Estado que ellas existían allí, y que además no era una población cualquiera, sino un pueblo con una cultura propia y unos derechos sobre un territorio que habían ocupado ancestralmente. En tal propósito desarrollaron actividades y estrategias de resistencia noviolenta como: encuentros y talleres zonales, elaboración de mapas parlantes, la campaña del "telegrama negro" y las tomas a la Catedral de Quibdó y la Embajada de Haití. Los resultados fueron muy significativos y relevantes: la suspención de la adjudicación de la concesión mencionada, el reconocimiento étnico a nivel constitucional, la titulación colectiva de 800 mil hectáreas, la organización comunitaria, y la confianza de las comunidades en su capacidades para asumir y transformar la realidad.
A mediados de los noventa de la misma centuria, el conflicto armado, específicamente su escalamiento, comenzó a generar un impacto directo sobre las comunidades, que amenazaba los derechos esenciales a la vida, la libertad, la movilidad, el trabajo y la cultura, la integridad de las comunidades, el territorio y la autonomía, entre otros. Frente a las apremiantes necesidades impuestas por esta modalidad de violencia, también se desplegaron las capacidades organizativas de COCOMACIA y su ejercicio de resistencia noviolenta para la protección de sus culturas, territorio y autonomía. Han sido diversas y muy valiosas sus estrategias: resistencia al desplazamiento forzado, acompañamiento de comunidades en riesgo, retornos de comunidades desplazadas, la elaboración de los reglamentos de los consejos comunitarios locales y la formación comunitaria para su apropiación, los diálogos pastorales con los actores del conflicto armado, la elaboración participativa del plan de etnodesarrollo, las tiendas comunitarias, la distribución de alimentos mediante la embarcación del "Arca de Noé" que permitia a las comunidades resistir en el territorio frente a los bloqueos impuestos por los actores armados, los centros humanitarios que albergan poblaciones en riesgo para que no tengan que desplazarse del territorio, y los mensajes de urgencia, entre otras. Se identifican dentro de los principales logros de este ejercicio de resistencia noviolenta: la protección de las comunidades, la cultura y el territorio, el retorno a sus territorios de 78 de las 80 comunidades desplazadas, la disminución de la intensidad del conflicto armado, el premio internacional de Derechos Humanos otorgado en el 2002 por la organización pro-derechos humanos de España, y los 26 años de duración que ha alcanzado su proceso comunitario, entre estos.
COCOMACIA evidencia la riqueza de las culturas negras, su capacidad organizativa, y la forma como su resistencia noviolenta ha aportado a la construcción de la paz en el medio Atrato chocoano, una paz imperfecta o inacabada, que se genera en el día a día, a partir de capacidades propias y mediaciones entre violencias y prácticas pacifistas, que asume y transforma la realidad.
Nota: se reconocen como fuentes de información de este artículo:
  • Consejo Comunitario Mayor de la ACIA, Red de Solidaridad Social, Presidencia de la República, (2002), Medio Atrato: territorio de vida, Bogotá.
  • Hernandez Delgado E. (2004), Resistencia Civil Artesana de Paz. Experiencias Indígenas, Afrodescendientes y Campesinas, Bogotá, Editorial Universidad Javeriana.

Mandatos del VII Congreso Nacional Indígena


En la segunda semana de diciembre de este 2007 que finaliza, se realizó el VII congreso nacional de los pueblos indígenas de Colombia. Este evento reunió a dos mil indígenas del país, y contó con representaciones de otros pueblos indígenas de latinoamérica como Quechua de Perú, Maya, Misquito de Nicaragua, Charúa de Uruguay, y de organizaciones como la Coodinadora Andina de Organizaciones Indígenas -CAOI-.
Entre deliberaciones, rituales y danzas, los participantes en el congreso acordaron aspectos relacionados con sus derechos como pueblos y con la defensa del ambiente y los recursos naturales. Ellos hablan de autonomía, protección del territorio, justicia propia, y no privatización del agua, aspectos todos ellos muy importantes frente a los requerimientos de la multiculturalidad y la construcción de la paz. Estos mandatos se relaciona en los siguientes apartes tomados textualmente:
"(...) pedimos a los buenos espíritus que nos guíen para que la palabra sea creadora de unidad y armonía, dulce pero firme, por que no somos parte del paisaje (...) la primera puntada del tejido apunta a oponernos a la invasión de nuestros territorios y la venta de nuestros recursos por parte de ningún agente externo. Este mundo nos lo dejó nuestro padrecito creador, nosotros somos los guardianes de este mundo, nadie lo puede vender. Si el gobierno quiere vender el petróleo y territorios, que cree un mundo para que lo venda, por que este mundo no es de él (...) Creación de consejo de justicia para juzgar y condenar a quienes delincan dentro de nuestros territorios. Cualquier agente que sea, ya sea delincuencia común o grupos armados legales o ilegales. No podemos permitir que los grupos armados cometan delitos y sigan paseando libremente por el país, como pasa con muchos militares, paramilitares o subversivos (...) no aceptar la privatiación del agua. El agua debe ser un derecho fundamental y todos tenemos derecho a acceder a ella. El agua es un regalo del agua y el fundamento de la vida. Así como no se puede vivir sin aire, tampoco se puede vivir sin agua".
NOTAS Y FUENTES
  • Simbolo de la experiencia indígena: "Territorio de Comunicación, Diálogo y Negociación de la Maria" en Piendamó, Departamento del Cauca.
  • Comunicado de la Organización Indígena de Colombia -ONIC-, "Palabras dulces pero firmes", diciembre 12 de 2007.

lunes, 3 de diciembre de 2007

Los Requerimientos de la Multiculturalidad frente a los Pueblos Indígenas


Como la mayoría de los países del mundo, Colombia es diverso étnica y culturalmente. Pueblos indígenas, afrodescendientes, gitanos y raizales materizan esta realidad.

La diversidad que enriquece la condición humana, la convivencia y la democracia, ha sido percibida en distintos momentos de la historia en forma negativa, desde teorías políticas homogenizantes que la niegan como realidad y la asocián a conflictos. Nada mas real y natural que la diversidad y los conflictos, ambos inherentes a la condición humana. Lo que definitivamente si es incomprensible, inadmisible y sin fundamento es la negación de la diversidad, el exterminio de los pueblos, la asimilación coersitiva de las minorías nacionales en las comunidades políticas o su segregación entre otras.

Las reiteradas violencias ejercidas sobre las minorías en el mundo, la precariedad de su condición de vida, las gestiones humanitarias en favor de su protección, el paradigma de sistemas políticos y sociedades más democráticas, y los movimientos gestados e impulsados por las minorías han generado en la historia reciente de la humanidad una creciente preocupación por la multiculturalidad.

El desafío actual de los Estados plurinacionales y pluriculturales esta representado en su capacidad para garantizar la convivencia pacífica entre las minorías y las mayorías, asegurando al mismo tiempo la unidad política y los derechos de las minorías, y construyendo o fortaleciendo democracias mas amplias donde las minorías puedan expresarse, participar y aportar desde la diversidad que representan.

En Colombia se registran 102 pueblos indígenas que representan aproximadamente un millón y medio de personas. Ellos tienen cosmovisiones propias o "formas particulares de ordenar y dar sentido al mundo". A su vez, se distinguen por aspectos esenciales a su condición de pueblos, como la autonomía, el territorio, la cultura y el autogobierno. Siendo todos ellos "pilares muy importantes que sostienen su proyecto de vida", sin duda alguna se destaca la relevancia que el territorio tiene para los pueblos indígenas, por su significación y la forma como se relacionan con el mismo. Desde su cosmovisión, este es percibido como: "el espacio donde se vive la cultura, se ejerce la autonomía y se recrean los aspectos esenciales para la vida, el aire, el agua y el alimento para el cuerpo y el espíritu, el lugar donde estan enterrados nuestros ombligos y nuestros muertos (...), "el libro histórico que mantiene la tradición de quienes habitamos en ella", "nuestra casa", "la madre tierra". Además, el territorio es concebido como un ser vivo e imcompleto que se complementa con quienes lo habitan.

Hoy como ayer, estos pueblos soportan el impacto de distivas violencias. Diversos informes de organizaciones intergubernamentales, visitas internacionales de observación y estudios académicos dan cuenta de la dificultad que afrontan los pueblos indígenas en este país. Dentro de estas se identifican: miseria y pobreza, altos grados de desnutrición, carencia de servicios esenciales, desplazamiento forzado, amenazas, masacres, asesinatos selectivos, estigmatización, exclusión y represión, entre otros. Además, sus territorios son insuficientes, carencia que se torna mas aguda para los pueblos ubicados en la zona andina, y en otros casos, son objeto de intereres económicos privados nacionales e internarcionales. Se estima que sólo 950 mil indígenas cuentan con resguardos.

La multiculturalidad implica frente a los pueblos indígenas: que no se prohiban y repriman sus movilizaciones; que sus líderes no sean estigmatizados, amenazados, desaparecidos o asesinados; que los gobiernos locales, regionales y nacional cumplan los acuerdos suscritos desde mediados de los noventa relacionados con la entrega de tierras, como en el caso del pueblo Nasa del Cauca; que las obras civiles y los megaproyectos les sean consultados previamente y respeten sus territorios y sitios sagrados; que se comprometan esfuerzos en el mejoramiento de su calidad de vida y la protección de su pervivencia; que los actores del conflicto armado respeten su ejercicio de autonomía y su derecho a la paz, y reconozcan sus propuestas y aportes a la construcción de la paz.

Los pueblos indígenas representan raices muy importantes de nuestro pasado, sus culturas milenarias albergan incalculables valores que hoy tienen mucho que enseñarnos, y su movimiento indígena y su resistencia noviolenta nos ofrecen pistas muy importantes sobre los requerimientos para la paz de este país.
NOTAS Y FUENTES:
1. Foto de un bebé Uitoto de la Chorrera en el Amazonas.
2. Dibujo elaborado por los Pueblos Hijos del Tabaco, la Coca y la Yuca Dulce en la Chorrera - Amazonas.
3. Foto de mayora Nasa que asiste a una asamblea del Proyecto Global de Jambaló. Ella escucha las exposiciones y al mismo tiempo teje una mochila.
4. Kymlicka W. (1995), Ciudadaía Multicultural, España, Ediciones Paídos Ibérica S.A.
5. Hernandez Delgado E. (2004), Resistencia civil artesana de paz. Experiencias indígenas, afrodescendientes y campesinas, Bogotá, Editorial Universidad Javeriana.
6. www.nasaacin.net